Devocional Diario

Atrapado, Confesión, Cambio

By: Keefe Wilson
Monday, December 29, 2025

Pero te confesé mi pecado y no te oculté mi maldad. Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al SEÑOR». Y tú perdonaste la culpa de mi pecado. Salmo 32:5

¿Alguna vez te han pillado haciendo algo malo? Yo sí. De niño, justo antes de las vacaciones de Navidad, tenía que hacer un examen para el que no había estudiado. Así que me colé en el aula temprano y escribí pequeñas notas en mi pupitre. ¡Hice el examen y saqué una nota perfecta! Pensé que me había salido con la mía, pero como dice la Biblia, mi pecado no permaneció oculto por mucho tiempo.

Cuando comenzó la siguiente clase, un alumno encontró mis notas y se lo contó a la profesora. Ella me confrontó y me preguntó si había copiado. Cuando me di cuenta de que me habían pillado, me derrumbé y confesé. Mi profesora me puso un suspenso y avisó a mis padres. ¡Acabé recibiendo un castigo de ambos! Uno de mi madre y otro de mi padre cuando llegó a casa. Me regañaron e incluso amenazaron con quitarme mis regalos de Navidad. En ese momento, recuerdo haber orado: «Señor, perdóname, nunca más volveré a copiar... ¡por favor, no me quites mis regalos!».

No hay nada encubierto que no llegue a revelarse ni nada escondido que no llegue a conocerse. Lucas 12:2

Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que Dios usó esos acontecimientos para enseñarme a dejar de copiar y para recordarme que lo oculto siempre sale a la luz. A veces, podemos ver el hecho de que nos pillen como un castigo, debido a la vergüenza o el miedo que sentimos. Ser descubierto puede parecer el peor resultado posible. Pero ¿y si ser descubierto no es un castigo? ¿Y si es la misericordia de Dios actuando, diseñada para llevarnos a un punto de inflexión en nuestro camino espiritual?

Cuando nos entregamos completamente a Cristo, una consecuencia dolorosa puede convertirse en un instrumento de cambio. Por eso, nuestro versículo inicial nos recuerda lo poderosas que son la confesión y el arrepentimiento. En lugar de culpar a otros y poner excusas, debemos asumir la responsabilidad de nuestras acciones. Luego, debemos reconocer nuestros pecados ante Dios y confesarlos con un corazón humilde.

Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. 1 Juan 1:9

El año 2026 está a la vuelta de la esquina. Este es un buen momento para confesar nuestros pecados a Dios. Él no quiere castigarnos; ¡quiere ayudarnos a cambiar! Después de todo, es mejor hacerlo ahora antes de que nuestros pecados salgan a la luz. ¡Confía en Dios! No huyas de Él, ¡acércate a Él! No te avergüences, el arrepentimiento y la confesión son dos pasos cruciales en nuestro camino espiritual.

Referencias bíblicas de la NIV a menos que se indique lo contrario.