Devocional Diario

Recordando el Amor de Dios

By: Jen Devlin
Tuesday, October 7, 2025

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente, porque no lo conoció a él.1 Juan 3:1

¿Qué pasaría si te dijera que hay alguien intensamente enamorado de ti? ¿Qué pasaría si estuviera tan fascinado por todo lo que te rodea que buscara por toda la tierra hasta encontrarte? ¡Alguien lo está, y su nombre es Jesús!

El amor de Dios por nosotros es infinito. Nos ama cuando estamos perdidos y cuando nos encontramos. Canta por nosotros en nuestra alegría y llora con nosotros en nuestro sufrimiento. No importa la época, Dios está con nosotros. No solo dice que importamos; dice que vale la pena morir por nosotros. A través de Jesús, Dios extiende su amor perfecto a todo aquel que lo acepta.

Piensa en lo que Dios dice de ti:

1.      Eres digno.

2.      Eres hermoso.

3.      Eres su hijo/a precioso/a.

4.      Eres completo/a en Él y por Él.

Él es nuestro protector y nuestra paz. Él nos da refugio ante la adversidad. Con alegría, transformará nuestra boca abatida en una dulce sonrisa de alabanza. Sana nuestro quebrantamiento y nos asienta sobre una base firme. El amor de Dios nos eleva, llevándonos a un lugar de plenitud y esperanza. Nuestros corazones anhelan el amor de Dios y la comunión con Jesús. Pero una vez que entramos en esta relación, debemos seguir nutriéndola y aferrándonos a ella. No lo tomes a la ligera, ¡es el amor más puro que jamás conocerás!

¿Las distracciones de la vida te han impedido priorizar a Dios? Hay una solución fácil. Regresa al punto donde lo dejaste. Justo donde estás, tómate un momento para volver a centrar tu atención en Dios. Mira al Salvador que te ama y dile cuánto lo amas. Él te espera con los brazos abiertos.

Tu identidad está en Cristo, así que aférrate a todo lo que Dios dice que eres. Acepta la protección, la guía y la autoridad que el Espíritu Santo pone sobre ti. Cree que Dios te trae lo mejor que tiene para ti. Si te encuentras en un punto bajo espiritualmente, recuerda el momento exacto en que corriste a los brazos amorosos de tu Salvador. ¡El amor de Dios que sentiste ese día no ha cambiado! Pon tu mente y tu corazón en Él y disfruta de su amor puro una vez más.

Si tu fe flaquea, pídele al Espíritu Santo que la fortalezca y la renueve. Sobre todo, ¡confía en tu amoroso Padre Celestial!

Referencias bíblicas de la NIV a menos que se indique lo contrario.